La tourné burocrática del aterrizado

1666777.jpgComo habréis imaginado por el titular, traigo un tema la mar de sexy: la burocracia. Volver es tan sencillo como coger un avión y no marcharse más. VOLVER, con mayúsculas y efectos legales, es un proceso algo más complejo. Personalmente, lo primero que hice fue agenciarme una tarjeta de teléfono y un número español, que estaba hasta los huevos de ratonear wifi en bares y casas de amigos cada vez que venía de visita. Convertirte en un españolito residente más, con todas tus tarjetas al día y derechos vigentes, requiere una o dos mañanas de trámites. Tampoco os asustéis, nada puede ser peor que lidiar en lengua extranjera con burócratas de un país ajeno, especialmente uno de pasado comunista, como era mi caso, que tantas veces me sentí como Asterix en las 12 pruebas. Aquí una pequeña guía práctica para VOLVER a España…

– Lo primero es empadronarse, siempre que sea necesario, pues muchos no se registraron en el consulado del nuevo destino, primero porque no es obligatorio y segundo y principal porque conlleva necesariamente la baja en el padrón español previo y por consiguiente la pérdida de la cobertura sanitaria en España. Y es que en 2012, para ahorrarse cuatro perras, el Gobierno aprobó por decreto suprimir la asistencia sanitaria a los españoles que pasen más de 90 días al año en el extranjero. Más información aquí. El empadronamiento se hace en el Ayuntamiento o Junta de distrito correspondiente, en mi caso tuve que esperar turno durante unas dos horas porque una funcionaria se tomó 70 minutos de pausa de café. Se lo debieron poner calentísimo y tuvo que soplar. Los documentos que tienes que presentar son tres. Por una parte, DNI en vigor. Por otra, el formulario (aquí un ejemplo), que te dan a la entrada si lo pides. Se rellena en un periquete, pero necesitarás la firma de consentimiento del titular de la vivienda (o del contrato de alquiler) si no eres tú mismo. En mi caso, mi padre. El tercer documento a presentar es algún justificante del nuevo lugar de residencia, para lo que sirvió con un recibo del agua en el que aparecía el nombre completo de mi padre y la dirección de la vivienda.

¿Necesitas también la carta de baja de registro que me firmó el cónsul de Moscú?, pregunté por darme importancia. “En realidad no, pero ¿podría verla por curiosidad?”. Éramos tres colmenareños viviendo en Moscú, alguna vez hablamos de tirarnos una foto en la Plaza Roja y enviársela al alcalde, pero vamos por el tercero consecutivo investigado por prevaricación, el último por cierto no tiene ni el bachillerato. Desistimos. Si después de empadronarte piensas darte de alta en el INEM, como era mi caso, necesitas pedir un documento exprofeso al funcionario. Por cierto, descubrí días después que cuando cambias de lugar de empadronamiento la renovación del DNI es gratuita: 11 cucus me ahorré.

Inscribirse en el INEM. Si has trabajado en un país de la UE podrías tener derecho a prestación por desempleo en España merced a un convenio comunitario (más información aquí). No era mi caso, pues coticé fuera de la UE, en Rusia, que es como el que tiene un primo en Graná. Por experiencia propia soy escéptico sobre la utilidad de los recursos del INEM (búsqueda y formación) para desempleados de cierta cualificación, titulados superiores, etc, en todo caso no desistí de inscribirme, para que al menos conste en acta mi regreso y situación. De todas formas, y según la circunstancia, la inscripción en el INEM puede ser necesaria para obtener cobertura sanitaria.

Tarjeta sanitaria. En España tienen derecho a cobertura los ‘asegurados’, así como los beneficiarios de un ‘asegurado’: cónyuge e hijos. ¿Quiénes son los ‘asegurados’? A saber: trabajadores en activo afiliados a la Seguridad Social, pensionistas, desempleados con prestación y desempleados sin prestación que figuren como demandantes. A este último supuesto me refería en el punto anterior, sobre la necesidad de inscribirse en el INEM. En mi caso pude acogerme a la cartilla de mi padre, que es ‘asegurado’ (pensionista). En concreto, como me había registrado en el Consulado de Moscú, había perdido la cobertura sanitaria española, por lo que mi padre tuvo que inscribirme específicamente en su cartilla.


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